domingo, 23 de octubre de 2011

Atravésdeunapantalla.

Que ironía ver como una amiga pasa por lo que un día pasaste tu.
Por querer a alguien a través de una pantalla.
Nadie sabe lo que es eso, hasta que le sucede...

Eso es levantarte deseando llegar del instituto para coger el ordenador, es pasarte clases y clases pensando en dónde estará, con quién estará, qué estará haciendo, si estará pensando tanto en ti como tú en él... y cuando llegas, comes a toda prisa con la esperanza de que esté, y vas sin dudarlo a conectarte. ¿Estará? ¿no estará? notas que estás nerviosa, pones la contraseña con tanta rapidez e impaciencia que incluso tus dedos tropiezan unos con otros y vuelves a empezar un par de veces. Cuando por fin estás conectada, miras, y ves que no está... te sientes desilusionada...mientras tanto, te pones a hacer deberes delante del pc. Levantando la mirada de los ejercicios de vez en cuando por si ha llegado, aunque no hayas escuchado ningún sonido del messenger que te avise de que se haya conectado alguien... pero con cada sonido tu corazón late a mil por hora, y en una milesima de segundo vuelve a su estado normal al ver que no es él la persona que esperabas...

De pronto, de un momento a otro, se vuelve a escuchar esa musiquita, y sí, ¡por fin es él! sueltas lapiz, boli y todo lo que esté en tus manos para coger el teclado y escribirle rapidamente un saludo, aunque en todo esto, ya ha hablado el antes para decirte: Hiiii! :D y a lo que tu contestas: Holaaaa! :D:D. Todo ello con una alegría inmensa, e imposible de explicar en un simple saludo.

Tras saber lo que hemos hecho durante el día, de si hemos pensado el uno en el otro, de decirnos tonterías, mil y una historias y anécdotas, de reírnos, hacer tonterías y enseñarnos las habitaciones, los peluches y todo lo que se nos ocurra por la cam, ver su sonrisa, sus ojos, su pelo alborotado, su uniforme del colegio, su lunar con forma de lazo negro de luto, su cocina roja, su gato Missi, negro, la lámpara de su salón de tres metros de larga, su cuarto de baño modernísimo, su sótano con su mesa de pinpong, sus dos cascos para el pc, de los cuales los azules me gustaban más, el hacer pompas riéndonos uno del otro porque se ha explotado en la cara y ver como se lo quita y todo ello sin parar de reírnos... tras todo eso, siempre hay un momento para las promesas, para los: cuando te vea..., para los: te quiero, para intentar imaginar el día en que nos veamos, lo que haremos, lo que diremos...

Pero...¿sabéis qué? que nunca, jamás, sucede lo que planeas.

Pasa el tiempo, y esas ilusiones necesitan más para alimentarse, ya no bastan con unas simples palabras, o un te quiero, o las promesas que algún día se cumplirán. Necesitas tenerle a tu lado, poder besarle cada vez que te apetezca, recorrer su cuello, susurrarle al oído, que te abrace y sentirte bien, protegida y feliz, sobretodo FELIZ. El poder tener riñas y mosqueos para que luego llegue la reconciliación, poder quedar con él cuando te apetezca y decir: ¡pásate a por mi en quince minutos que ya estaré lista!, poder ser lo que realmente es, tu otra mitad.

Pero no todo es color de rosa, ni un camino sin obstáculos, ni todo sale como lo planeamos ni como lo imaginamos... es entonces cuando te das cuenta de que querer es poder... pero hay cosas contra las que no puedes luchar a pesar de que quieras, y entre ellas está la distancia. Contra la que se puede luchar y ganar una, dos, tres batallas, pero no la guerra. Y yo hace tiempo, mucho tiempo, que perdí la mía.

Por eso, amiga, espero que tu ganes tu propia guerra a pesar de que pierdas alguna que otra batalla.

2 comentarios:

  1. Un texto precioso. Me siento bastante identificada. Eso de ganar batallas y perder la guerra... me suena muchísimo. No kiere decir k no se pueda ganar la guerra .. pero es muy probable. Asik ánimo a tu amiga , cuando la palabra probable aparece, no significa un no, es probable k pueda suceder XDD

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  2. Me alegro de que te guste! :) gracias por pasarte!

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