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Nacer es como saltar desde la punta de un rascacielos.
La muerte es lo único seguro en la vida.
Es lo único por lo cuál debemos preocuparnos.
Pensar en otra cosa que no sea la muerte es buscar pretextos.
La sociedad, el arte, la cultura, toda la civilización humana no son otra cosa que pretextos, es tan sólo un inmenso autoengaño, cuyo objetivo es buscar que olvidemos que todo el tiempo estamos cayendo a través del aire y que cada instante nos aproxima más a la muerte.
Algunos de nosotros llegamos a la meta en pocos segundos, algunos en pocos días, otros en algunos años, pero todo esto no tiene importancia, lo decisivo es que simplemente hay un sólo final que nos alcanza a todos.

-¿Y la conclusión?- pregunté - ¿qué hay que hacer en esos siete segundos o siete decenios que nos quedan?

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Este fragmento lo he sacado de un libro que me dejó un compañero de clase esta mañana. Al leerlo me di cuenta que mi conclusión fue la siguiente:

Exactamente como dice ahí, " algunos de nosotros llegamos a la meta en pocos segundos, algunos en pocos días, otros en algunos años, pero todo esto no tiene importancia, lo decisivo es que simplemente hay un sólo final que nos alcanza a todos", por eso hay que vivir la vida, cada minuto, cada segundo, cada milésima de tu vida. Aprender a sonreír a la vida, y si te da la espalda, ¡tócale el culo! pero jamás te rindas, porque es corta, porque hay tanto por vivir, por aprender, por amar, por apreciar, por soñar, por descubrir... que nunca sabes qué te puede esperar, no cierres ninguna puerta, ábrete a las oportunidades, a las opciones, y mientras tanto nunca dejes de sonreir porque quizás alguien se enamore de tu sonrisa.

Y como la vida son dos días y en ellos hay una noche... ¡VÁMONOS DE FIESTA!