jueves, 27 de junio de 2013

Vuelvo a escribir casi dos meses después de lo que fue el final más doloroso que he tenido de una relación. Me siento jodida, hundida, sin ganas de absolutamente nada... empeoro con los días, y lo peor es que no sé qué remedio poner a pesar de que intento distraerme continuamente.

Hace unos días lo vi por primera vez tras la ruptura. Ahí estaba, impasible, sonriendo, bromeando con todos, como si nada... y es que no paro de preguntarme si de verdad es tan feliz como aparenta ser, si tan poco le importé como para olvidarme así de fácil, si todo aquello que me decía lo dijo de verdad... si aún me  echa de menos como yo a él...

Necesito respuestas para poder seguir adelante, pero no obtengo ninguna... intenté hablar con el para al menos saludarnos cuando nos veamos, pero vi que no tenía muchas intenciones de plantearse una amistad...

Dicen que los piscis somos muy dependientes emocionalmente y qué cierto es.
Me hacen daño y aún así ahí estoy, amando como el primer día. Por mucho que te aconsejen que olvides, que te distraigas...ningún consejo puedes seguir. Es imposible totalmente. Y no es porque no quiera, es que cada cosa de mi casa me trae un recuerdo de él. Abrir la puerta y recordar cuando estaba ahí esperando. Entrar al salón y es como si lo estuviera viendo ahí sentado en el sofá con el cojín cogido guiñándome un ojo o gesticulando con las manos para que fuera hacia él. Es hacer de comer y acordarme de cuando venía por detrás a traición para darme un susto, lo descubría y me comía a besos y abrazándome por detrás. Es darme una ducha y acordarme de aquel día que nos duchamos por primera vez juntos. Si subo las escaleras, ahí está, pellizcándome el trasero para que subamos a dormir rápido. En el cuarto, aquel donde sin esperarlo hicimos el amor por primera vez... ese cuarto en el que lloro cada vez que me tumbo en la cama y le recuerdo sobre mi diciéndome que me quiere... aquel viernes, que jamás olvidaré. Uno de los días mas felices de mi vida y fue con él, fue gracias a él...

Y aquí estoy, una vez más llorando como si de una niña pequeña que perdió su muñeca se tratase... aquí vuelvo a estar hundida en mi misma, sin saber cómo salir, intentando llevar lo mejor posible el día a día e intentando sacar de mi cabeza, y sobre todo de mi corazón al hombre que más he amado y amo de toda mi vida.